Para Louis Althusser la interpelación es la operación a partir de la cual la ideología “recluta” sujetos, o más precisamente, constituye a los individuos en sujetos. El ejemplo clásico con el que Althusser ilustra esta operación es la de la interpelación policial –“¡Eh, usted, oiga!”– ante la cual el individuo que se reconoce interpelado se vuelve, asumiendo el lugar desde donde se lo interpela, asumiéndose sujeto a este lugar.
Hay individuos que se pasean. En alguna parte (generalmente a sus espaldas) resuena la interpelación: “¡Eh, usted, oiga!”. Un individuo (en el 90% de los casos aquel a quien va dirigida) se vuelve, creyendo-suponiendo-sabiendo que se trata de él, reconociendo pues que “es precisamente a él” a quien apunta la interpelación. En realidad las cosas ocurren sin ninguna sucesión. La existencia de la ideología y la interpelación de los individuos como sujetos son una sola y misma cosa. (Althusser 1969)
Es entonces a partir de una operación de interpelación que el individuo se reconoce como sujeto en relación a un objeto de saber que le resulta valioso y es en función de reconocerse en este lugar que buscará apropiarse del mismo. Reconocerse en el lugar de aquél a quien se le habla es también reconocerse en la descripción que de éste se propone: reconocer que se me habla a mí, que el saber que se propone me concierne, pero también reconocer que yo soy ese a quien se le habla, con los atributos que se le asignan. Es por esto que la interpelación y el reconocimiento implican también una construcción imaginaria de sí concordante con aquella propuesta por quien interpela.
¿En qué momento es un acto de desinteligencia acudir al llamado de la interpelación?
Un ejemplo de desinteligencia al acudir al llamado de la interpelación es cuando el cuerpo y las emociones reaccionan ante un insulto hacia la propia persona, porque se puede llegar a tener una respuesta con las reacciones y consecuencias deseadas, pero puede que no sea así, y si no se tiene inteligencia emocional para manejar determinadas situaciones muy seguramente el efecto que se cause no es lo que se quiere. Si se reacciona violenta o agresivamente se es desinteligente ya que el objetivo deseado no se lograra, a menos que este sea simplemente devolver de la misma manera y rebajarse a la actitud del otro.
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